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domingo, 15 de diciembre de 2013

16 de Diciembre

Fecha prevista para la operación de retirada de la placa de la clavícula del padre de Gabriela.

domingo, 17 de noviembre de 2013

Otra vez aquí ...

Casi 7 meses después ...

Y el caso es que tiene una explicación.

En mi anterior post, anunciaba el inicio de la temporada ciclista.

Y así fue.  Arranqué con fuerza para quitar los cinco kilitos que había acumulado durante el invierno.

El 26 de abril íbamos a comer a casa del tío Pedro y la tía Ana.  Por no llevar dos coches, y aprovechando que era una excursión de 25 kilómetros, me marché en la bicicleta y Gabriela y el resto de la familia se marchó en la furgoneta.

A falta de 2 ó 3 kilómetros para llegar a destino, subí un bordillo, con la mala suerte que yo quería, pero la bicicleta no.   Allí separamos nuestros destinos para unos cuantos meses ...

La bici se quedó quieta (como si hubiera sido una borrica) y yo salí hacia la derecha, cayendo al suelo.  Me intenté levantar para incorporarme pero ...  no podía.  En la misma caída me di cuenta que algo le había pasado a la clavícula y al costillar derecho.  Te das cuenta de la importancia de la caída cuando, al levantar la cabeza, ves que seis u ocho personas vienen corriendo hacia ti. 

Al no poderme levantar, llamaron al SAMUR y a la Policía (menudo numerito de circo que había montado en medio de la calle ...)

La Policía se llevó la borrica y yo me monté en la ambulancia del SAMUR.

En el interior de la ambulancia del SAMUR
(Foto del enfermero)


El primer diagnóstico fue una luxación del hombro, por lo que me pusieron un vendaje un tanto aparatoso.  Después, en el Ramón y Cajal, con radiografías de por medio, se vio que había un trocito de clavícula roto (fractura del tercio distal, que llaman los médicos).

Radiografía de urgencias

Pues nada.  A casita con todo el costado magullado y con inmovilización del brazo derecho.  Unos días y a revisión, a ver si se suelda el trocito roto.  Y a consulta del traumatólogo.

Poco después, en la visita al traumatólogo, se observa que la clavícula tiene "vida propia", y que quiere salir hacia fuera del cuerpo.  Habrá que operar y sujetarla de alguna manera.  El día elegido fue el 26 de Abril.

Antes de la operación, estuvimos ingresados para el preoperatorio (se decidió que la operación era de urgencias, para así evitar que la clavícula "rajara" la piel)


Pruebas preoperatorias.
(Foto de mamá Mayte)


Volvimos a ingresar el 25 de Abril para la operación. 

Con Raquel, mi cirujana preferida.
(Antes de la operación)
OJO.  No estaba ligando, que la foto la hizo mamá Mayte.
 
 
La operación fue relativamente rápida.  Desde que entré a quirófano (por mi propio pie) hasta que salí no pasaron más de 4 horas.  Pero la operación había ido fenomenal.  Me colocaron una plaquita con cuatro tornillos que haría que el trozo rebelde se uniera definitivamente.

Sin embargo, la mala noticia fue que debería estar con la placa durante tres meses.

En la sala de espera pre-quirófano

Aquí el padre de Gabriela estaba en quirófano.
Los demás esperaban ...

En la habitación, después de la operación


Placa hecha en quirófano justo después de la operación

Detalle de la placa con los tornillos que han puesto
y que a fecha de hoy, todavía sigue ...

Pues a echarle paciencia al tema ...  unas semanas de inmovilización (hasta que los músculos del brazo se atrofian), después unas sesiones de rehabilitación (hasta que se desatrofian los músculos del brazo) y volver a operar para quitar la placa.

Gabriela solidarizándose con su padre y con el brazo inmovilizado

Haciendo amigas en las salas de espera

Haciendo amigas en El Corte Inglés
(La foto también la hizo mamá Mayte)

En rehabilitación

Fotograma del TAC
(Lo que brilla es la placa)


El caso es que, a la vuelta de los tres meses, y después de alguna que otra radiografía y TAC's, se detecta que la clavícula no suelda ...  Hay una pequeña esclerosis en las terminaciones de los huesos y no se está generando el callo óseo.  ¡¡ Menuda faena !!  ¿Y ahora que hacemos?

Pues lo que cualquier persona sensata haría.  Esperemos un poco, a ver si suelda (antes de poder diagnosticar una pseudoartrosis, que tendría un plazo de tiempo de seis meses).

Y efectivamente, seis meses después, diagnostico:  Pseudoartrosis.

Un tratamiento podría ser un injerto de cadera.  Sin embargo existe la posibilidad de que se haya generado alrededor de la fractura un callo cartilaginoso que permita que la operación sea únicamente para retirar la placa. 

El próximo 19 de noviembre tenemos las pruebas preoperatorias y el 29 de noviembre, pasaremos de nuevo por "boxes", para ver lo que pasa.  Tengo la suerte que la cirujana que nos han asignado, además de una gran persona, es una excelente médico.

Pongo unas fotos de recuerdo ...


Mi mujer preferida.
Mi enfermera preferida.
Mi cuidadora preferida.
¡¡ Vamos, mi preferida !!

Una foto con Gabriela y la burra


Y después del trato que hemos recibido durante estos meses, un mensaje:
 

Os iré contando en próximos post.


viernes, 12 de abril de 2013

Empezando la temporada

A coger otra vez la forma ...

martes, 9 de abril de 2013

Poooooooesía


Un señor de Puerto Rico
colgó en su balcón un loro
de rica pluma y buen pico,
un loro que era un tesoro
y a su amo costó un pico.

Un vecino suyo, moro
de Tetuán recibió un mico.
Y a este mico, lo ató el moro
en su balcón ante el loro,
que así quedó frente al mico.


Tanto y tanto charla el loro,
que un día se enfada el mico,
y con la furia de un toro
lo embiste; se esconde el loro,
rompe la cadena el mico,
salta a la jaula del loro,
sale el loro, pica al mico
chilla el mico, grita el loro.
Se asoman, al ruido, el moro
y el señor de Puerto Rico.
«¿Por qué no encierra a su loro?»
«¿Por qué no ata bien su mico?»
exclaman los dos, a coro.

Y uno le echa mano al loro
y el otro tira del mico.

Cae el mico sobre el loro,
el loro le clava el pico,
los dientes rechina el mico
y, asustado, muerde al loro
y al señor de Puerto Rico.


Este reniega del loro
y jura matar al mico,
mientras furibundo, el moro,
provoca al amo del loro
y embiste al loro y al mico.


Hacia arriba vuela el loro,
se escurre hacia abajo el mico,
y, faltando al decoro,
caen, agarrados, el moro
y el señor de Puerto Rico.


«¡Ay, moro, si pierdo al loro!»,
exclama el de Puerto Rico,
y airado replica el moro:
«¡Pagará caro tu loro,
cristiano, si pierdo el mico!»


Les imita arriba, el loro,
muecas hace, abajo, el mico,
y no se sabe si el moro
es quien habla, o si es el loro,
o el señor de Puerto Rico.


Crece el trajín: vuela el loro,
y va a caer sobre el mico...
Furioso el de Puerto Rico
viendo en peligro su loro
quiere ahora matar al mico.


Le da un empujón al moro;
le dispara un tiro al mico,
yerra el tiro y mata al loro;
se desmaya; ríe el moro,
y corre en busca del mico.


Risueño regresa el moro
con el loro y con el mico:
riendo del de Puerto Rico
le envía, muerto, al loro
y una carta con el mico.


Dice: «Seis onzas de oro
por atentar contra el mico
a un cristiano reclama un moro;
guarde disecado el loro;
... pero págueme ese pico».


Viendo esto el amo del loro
se lanza furioso al mico;
mata al mico, mata al moro...
Muertos moro, mico y loro
se embarca... y ¡a Puerto Rico!

domingo, 31 de marzo de 2013

lunes, 25 de marzo de 2013

Así se hizo ...

Algunas fotografías de cómo se grabaron las imágenes
para hacer el vídeo de Semana Santa